lunes, 25 de julio de 2011

Con nuestros ojos podemos ver todo,
salvo a nosotros mismos.
Para eso
necesitamos un espejo.
O alguien que nos espeje.

Un espejo puede ser otra persona,
una palabra, un libro, una canción.
Todo aquello que nos refleje.
Pero hace falta mucho coraje para mirarse
al espejo y aceptar lo que vemos. Porque
eso, nos guste o no, es lo que somos.

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